"Escribir es esencialmente un acto orgánico, imprescindible, tan necesario como respirar o comer"
Por J.S. Chesterton
Rosa Montero nace en Madrid en 1951. Tan solo cinco años después, una tuberculosis la postra en una cama, momento en el que despierta su pasión por la literatura. Desde entonces, como lectora voraz y creadora incansable que es, no ha parado de escribir, ya sean artículos, ensayos, entrevistas, columnas periodísticas o novelas; incluso un libreto de una ópera, basado en su novela “Temblor”.
Como periodista ha trabajado para infinidad de medios, entre ellos “Pueblo”, “Arriba”, “Fotogramas” o “Hermano Lobo”, hasta llegar a “El País” donde ejerció la mayor parte de su carrera, llegando incluso a dirigir “El país semanal” y consagrarse como una de las mejores columnistas nacionales así como, posiblemente, la mejor entrevistadora del mundo hispanoamericano. Prueba de ello son el premio “Manuel del Arco” de entrevistas en 1977 –concedido por primera vez a una mujer- y el Premio Nacional de Periodismo que recibía en 1980. Su faceta novelística comienza con “Crónica del desamor”, presentada en 1979, a la que siguieron “La función delta” y “Te trataré como una reina”; esta última supuso un éxito de ventas y, desde entonces, cada trabajo publicado ha merecido todo el reconocimiento de la crítica y el público. Entre sus numerosas obras posteriores destacan “Bella y oscura”, “La hija del caníbal”, “La loca de la casa” (muy recomendada para escritores noveles) y la reciente “Historia de un rey transparente”. Ha sido premiada por su obra literaria en multitud de ocasiones; en 1997, a modo de ejemplo, recibió el Premio Primavera por “La hija del caníbal”. Dada su trayectoria, contar con Rosa Montero para este primer número de nuestra revista es algo más que un privilegio. Éste es el resultado.
Revista Sherezade.-Empezaste a escribir de niña, desde que tienes consciencia de ti misma ¿Crees que con el reconocimiento del público vino la motivación para continuar o hubieras seguido escribiendo toda tu vida con independencia del éxito?
No creo que hubiera sido capaz de escribir toda mi vida sin ser leída por otros.... No hablo de éxito, pero sí de publicación. Uno escribe para intentar unirse al mundo... escribes, creo, desde cierta sensación de desdoblamientos, de enajenación del entorno, y necesitas que haya al otro lado miradas de lectores que te reconozcan y acepten. La historia de la literatura está llena de casos de escritores que fracasaron de modo absoluto, es decir, que terminaron sin ser leidos por nadie, y la mayoría acabaron en psiquiátricos. Pero eso, repito, no tiene que ver con el éxito.... tiene que ver con el hecho de que escribir es esencialmente un impulso de comunicación, y necesitas que haya alguien al otro lado escuchando. En este sentido, internet es una verdadera maravilla. Muchísimos escritores pueden colgar en la Red sus textos y ser leídos, y eso es suficiente para no volverse loco.
R.S.-Das a leer a un círculo cercano tus obras antes de publicarlas, ¿crees que uno mismo es su peor crítico?, ¿eres consciente cuando escribes un párrafo genial o cuando escribes algo mediocre?
No, en realidad uno más o menos sabe cuando ha escrito algo mejor y algo peor... Lo que pasa es que la escritura de una novela te lleva muchísimo tiempo. A mí una media de tres años, por ejemplo. Y en ese tiempo estás demasiado metida en el libro, pierdes perspectiva. Por eso creo que es absolutamente necesario dejar reposar el primer borrador durante algún tiempo, y luego volver a repasarlo y reescribirlo. Y también es bueno, muy bueno, entregar ese primer borrador a tres o cuatro personas de tu confianza, que sean buenos lectores y que tengan un gusto parecido al tuyo. Y pedirles que sean verdaderamente críticos con tu trabajo. Tú luego les escuchas sus opiniones, y a veces haces caso y a veces no. Pero siempre es bueno tener unas cuantas miradas desde el exterior.
RS.- Recuerdo que en "La loca de la casa" decías que a veces se deja de escribir por miedo a deteriorar la idea al pasarla al papel. ¿Escribir es un acto de valentía? ¿Logras a menudo plasmar la idea sobre el papel tal y como la tenías dentro de ti?
Escribir es esencialmente un acto orgánico, imprescindible, tan necesario como respirar o comer. Por lo menos yo lo siento así. Y no me siento nada valiente por escribir. Ni nada cobarde. Uno no se siente valiente o cobarde por respirar. Es así y basta. En cuanto a lo de plasmar la idea, el 80% de las veces lo que escribes es muy, muy inferior a la novela que te resuena en la cabeza. Pero hay un 20% de las veces en el que, de repente, al escribir consigues algo que ni siquiera habías pensado. Tus manos van más allá que tu cabeza, por así decirlo. En esos momentos es cuando más disfrutas, cuando más te emocionas.
RS.- En nuestro foro, El Rincón de Sherezade, comentamos y critica nuestros textos semanalmente. ¿Crees que la crítica favorece el crecimiento como escritor o es mejor aislarse y vivir la soledad del escritor?
Por supuesto que hay que enseñar lo que escribes.... Y lo de la soledad del escritor es un mito absurdo. Es decir, desde luego que para escribir una novela tienes que pasarte muchísimo tiempo a solas... pero no todo seguido, claro. Vivir sin los demás no tiene sentido, ni siendo escritor ni no siéndolo.
RS.- ¿Qué opinión le merecen los correctores profesionales? ¿Son imprescindibles para el escritor hoy en día?
No es que sean imprescindibles, pero los buenos correctores son una joya. Ayudan a que el producto final sea lo más perfecto posible. Siempre se te puede escapar un error. Lo malo es que también hay correctores malos, y a veces me han metido faltas gramaticales o no han entendido el sentido de una frase, o no han respetado mi puntuación. Pero, en fin, esto por fortuna no suele pasar.
RS.- Hay autores que opinan que un escritor para llegar a dar lo máximo no puede dedicarse más que a la literatura. ¿Qué opinión te merece, tú que compaginas periodismo y literatura?
El periodismo es un género literario. De manera que hacer periodismo (escrito) también es escribir. Lo que no se debe hacer jamás, jamás, es vivir de la novela. La novela debe ser un ámbito de libertad absoluta, y ya tiene demasiadas presiones del mercado, de la propia inseguridad, etcétera, como para que en cima tengas que pagar la comida y el alquiler con eso.... Seguro que entonces terminas sacando una novela antes de tenerla bien acabada, porque necesitas el adelanto, y seguro que serás menos libre al escribirla, porque necesitarás que se venda lo suficiente para pagar tu hipoteca. Vivir de tu narrativa es un desastre. Lo que hay que hacer es ganarse la vida de otro modo; con la escritura profesional, como el periodismo, o los guiones de cine o televisión, por ejemplo; o tener otro empleo. Lo que no se puede es no tomarte en serio la narrativa. Es decir, no puedes aspirar a ser economista y hacer una carrera como economista y tener una empresa triunfante y además escribir novelas.... Tu trabajo ha de ser siempre subsidiario.
RS.- ¿Para ser buen escritor basta con una imaginación desbordante o es necesario tener experiencias vitales intensas?
La imaginación no sale de la nada. Y las experiencias vitales intensas se pueden tener comiendo una magdalena mojada en té. Para escribir algo que merezca la pena hay que escribir mucho, rehacer mucho, leer mucho y pensar mucho.
RS.- ¿Eres una lectora tenaz?
Leo muchísimo, sí. Creo que primero soy una lectora y después una escritora, y me parece que a la inmensa mayoría de los escritores nos pasa lo mismo. Y causaron impacto todos y cada uno de los autores que me gustaron desde niña, cientos, tal vez miles, desde los cuentos de Oscar Wilde para niños que leía con cuatro años.
RS.- ¿Cuál crees que es el mejor método para sacar a la luz los textos? ¿Concursos literarios, contratar a un agente literario, enviar manuscritos a editoriales…?
Todo. Los concursos son muy buenos, pero sobre todo los concursos pequeños. Desde luego no se os ocurra mandar nada al Planeta, por ejemplo. Encontrar un agente está muy bien, pero no es fácil que un agente te acepte si no estas publicado, y tampoco es seguro que consiga hacer mucho por ti. Y por supuesto que hay que enviar manuscritos a las editoriales una y otra vez, sin desalentarse. La novela es una carrera de larga distancia.
RS.- En una ocasión leí que decías que para no evitar la mediocridad hay que aspirar siempre a escribir la mejor novela. ¿De todas tus novelas la última siempre supera la anterior o tienes predilección por alguna del pasado?
Tengo la suerte de que me parece que mis libros han ido mejorando con el tiempo. Sólo hay un salto temporal en mis gustos: prefiero con mucho "Bella y oscura" a "La Hija del Caníbal", aunque "La hija" la escribí después.
R.S.-¿Debe un escritor que aspire al éxito mantenerse alejado de toda la parafernalia de ferias, convenciones y fiestas del mundillo literario? ¿Hay tantas miserias, traiciones y envidias en el mundo literario como dicen?
Claro, por supuesto que debe apartarse de todo eso. Ahora bien, me gustaría que definieras la palabra "éxito". Si quieres ser un bestsellerista, tendrás que hacer promociones mayores...
R.S.- Con el éxito me refiero a ser un escritor de calidad, valorado por tu trabajo.
Entonces si quieres ser un buen escritor, respetado y leído, aunque no vendas millones, en realidad más bien debes mantenerte al margen de las fiestas y demás... Muchos escritores, sobre todo muchos escritores jóvenes, se pierden porque emplean más tiempo en "ser escritores", es decir, en ocupar el lugar social del escritor, que en escribir. Y no, qué va, no hay ni tantas miserias ni traiciones ni nada. Sobre todo ahora, que es época de vacas gordas y hay más lugar para todos. Yo más bien creo que es una profesión con menos puñaladas que entre los médicos, los abogados y demás etcéteras.
R.S.- ¿Qué consejos darías a un escritor novel?, y por último, ¿cuándo hay que dar por buena una corrección?
Los consejos que antes dije: escribir mucho, rehacer mucho, leer mucho, pensar mucho, dejar reposar el primer borrador, darlo a leer, no vivir de la narrativa y tener una paciencia y una tenacidad de elefante. En cuanto a la corrección, uno nunca terminaría de corregir, pero llega un momento en el que ya empiezas a odiar el texto. Ese es el momento de dejarlo.
También es éste el momento de dejar nuestra entrevista.
Como curiosidad: Rosa Montero no es amiga de rutinas ni manías a la hora de escribir, por miedo a que aplasten su creatividad., No tiene horarios fijos pero su dedicación es absoluta. De una primera fase de anotar en cuadernos la idea de su novela que tiene en la cabeza, estructura, personajes, desarrollo, pasa a una segunda que es traspasar todas esas ideas al ordenador. Cada una de las dos etapas puede llevarle alrededor de un año y medio, así que podéis imaginar la cantidad de trabajo que hay detrás de cada libro. Actualmente se encuentra en esa fase “de ordenador” y le agradecemos enormemente habernos concedido estos minutos que esperamos hayáis disfrutado tanto como nosotros.
Para saber más sobre la biografía y obra de Rosa Montero pincha aquí.
Para leer un fragmento de “La loca de la casa”, obra especialmente recomendable para escritores noveles, pincha aquí.
Rosa Montero nace en Madrid en 1951. Tan solo cinco años después, una tuberculosis la postra en una cama, momento en el que despierta su pasión por la literatura. Desde entonces, como lectora voraz y creadora incansable que es, no ha parado de escribir, ya sean artículos, ensayos, entrevistas, columnas periodísticas o novelas; incluso un libreto de una ópera, basado en su novela “Temblor”.
Como periodista ha trabajado para infinidad de medios, entre ellos “Pueblo”, “Arriba”, “Fotogramas” o “Hermano Lobo”, hasta llegar a “El País” donde ejerció la mayor parte de su carrera, llegando incluso a dirigir “El país semanal” y consagrarse como una de las mejores columnistas nacionales así como, posiblemente, la mejor entrevistadora del mundo hispanoamericano. Prueba de ello son el premio “Manuel del Arco” de entrevistas en 1977 –concedido por primera vez a una mujer- y el Premio Nacional de Periodismo que recibía en 1980. Su faceta novelística comienza con “Crónica del desamor”, presentada en 1979, a la que siguieron “La función delta” y “Te trataré como una reina”; esta última supuso un éxito de ventas y, desde entonces, cada trabajo publicado ha merecido todo el reconocimiento de la crítica y el público. Entre sus numerosas obras posteriores destacan “Bella y oscura”, “La hija del caníbal”, “La loca de la casa” (muy recomendada para escritores noveles) y la reciente “Historia de un rey transparente”. Ha sido premiada por su obra literaria en multitud de ocasiones; en 1997, a modo de ejemplo, recibió el Premio Primavera por “La hija del caníbal”. Dada su trayectoria, contar con Rosa Montero para este primer número de nuestra revista es algo más que un privilegio. Éste es el resultado.
Revista Sherezade.-Empezaste a escribir de niña, desde que tienes consciencia de ti misma ¿Crees que con el reconocimiento del público vino la motivación para continuar o hubieras seguido escribiendo toda tu vida con independencia del éxito?
No creo que hubiera sido capaz de escribir toda mi vida sin ser leída por otros.... No hablo de éxito, pero sí de publicación. Uno escribe para intentar unirse al mundo... escribes, creo, desde cierta sensación de desdoblamientos, de enajenación del entorno, y necesitas que haya al otro lado miradas de lectores que te reconozcan y acepten. La historia de la literatura está llena de casos de escritores que fracasaron de modo absoluto, es decir, que terminaron sin ser leidos por nadie, y la mayoría acabaron en psiquiátricos. Pero eso, repito, no tiene que ver con el éxito.... tiene que ver con el hecho de que escribir es esencialmente un impulso de comunicación, y necesitas que haya alguien al otro lado escuchando. En este sentido, internet es una verdadera maravilla. Muchísimos escritores pueden colgar en la Red sus textos y ser leídos, y eso es suficiente para no volverse loco.
R.S.-Das a leer a un círculo cercano tus obras antes de publicarlas, ¿crees que uno mismo es su peor crítico?, ¿eres consciente cuando escribes un párrafo genial o cuando escribes algo mediocre?
No, en realidad uno más o menos sabe cuando ha escrito algo mejor y algo peor... Lo que pasa es que la escritura de una novela te lleva muchísimo tiempo. A mí una media de tres años, por ejemplo. Y en ese tiempo estás demasiado metida en el libro, pierdes perspectiva. Por eso creo que es absolutamente necesario dejar reposar el primer borrador durante algún tiempo, y luego volver a repasarlo y reescribirlo. Y también es bueno, muy bueno, entregar ese primer borrador a tres o cuatro personas de tu confianza, que sean buenos lectores y que tengan un gusto parecido al tuyo. Y pedirles que sean verdaderamente críticos con tu trabajo. Tú luego les escuchas sus opiniones, y a veces haces caso y a veces no. Pero siempre es bueno tener unas cuantas miradas desde el exterior.
RS.- Recuerdo que en "La loca de la casa" decías que a veces se deja de escribir por miedo a deteriorar la idea al pasarla al papel. ¿Escribir es un acto de valentía? ¿Logras a menudo plasmar la idea sobre el papel tal y como la tenías dentro de ti?
Escribir es esencialmente un acto orgánico, imprescindible, tan necesario como respirar o comer. Por lo menos yo lo siento así. Y no me siento nada valiente por escribir. Ni nada cobarde. Uno no se siente valiente o cobarde por respirar. Es así y basta. En cuanto a lo de plasmar la idea, el 80% de las veces lo que escribes es muy, muy inferior a la novela que te resuena en la cabeza. Pero hay un 20% de las veces en el que, de repente, al escribir consigues algo que ni siquiera habías pensado. Tus manos van más allá que tu cabeza, por así decirlo. En esos momentos es cuando más disfrutas, cuando más te emocionas.
RS.- En nuestro foro, El Rincón de Sherezade, comentamos y critica nuestros textos semanalmente. ¿Crees que la crítica favorece el crecimiento como escritor o es mejor aislarse y vivir la soledad del escritor?
Por supuesto que hay que enseñar lo que escribes.... Y lo de la soledad del escritor es un mito absurdo. Es decir, desde luego que para escribir una novela tienes que pasarte muchísimo tiempo a solas... pero no todo seguido, claro. Vivir sin los demás no tiene sentido, ni siendo escritor ni no siéndolo.
RS.- ¿Qué opinión le merecen los correctores profesionales? ¿Son imprescindibles para el escritor hoy en día?
No es que sean imprescindibles, pero los buenos correctores son una joya. Ayudan a que el producto final sea lo más perfecto posible. Siempre se te puede escapar un error. Lo malo es que también hay correctores malos, y a veces me han metido faltas gramaticales o no han entendido el sentido de una frase, o no han respetado mi puntuación. Pero, en fin, esto por fortuna no suele pasar.
RS.- Hay autores que opinan que un escritor para llegar a dar lo máximo no puede dedicarse más que a la literatura. ¿Qué opinión te merece, tú que compaginas periodismo y literatura?
El periodismo es un género literario. De manera que hacer periodismo (escrito) también es escribir. Lo que no se debe hacer jamás, jamás, es vivir de la novela. La novela debe ser un ámbito de libertad absoluta, y ya tiene demasiadas presiones del mercado, de la propia inseguridad, etcétera, como para que en cima tengas que pagar la comida y el alquiler con eso.... Seguro que entonces terminas sacando una novela antes de tenerla bien acabada, porque necesitas el adelanto, y seguro que serás menos libre al escribirla, porque necesitarás que se venda lo suficiente para pagar tu hipoteca. Vivir de tu narrativa es un desastre. Lo que hay que hacer es ganarse la vida de otro modo; con la escritura profesional, como el periodismo, o los guiones de cine o televisión, por ejemplo; o tener otro empleo. Lo que no se puede es no tomarte en serio la narrativa. Es decir, no puedes aspirar a ser economista y hacer una carrera como economista y tener una empresa triunfante y además escribir novelas.... Tu trabajo ha de ser siempre subsidiario.
RS.- ¿Para ser buen escritor basta con una imaginación desbordante o es necesario tener experiencias vitales intensas?
La imaginación no sale de la nada. Y las experiencias vitales intensas se pueden tener comiendo una magdalena mojada en té. Para escribir algo que merezca la pena hay que escribir mucho, rehacer mucho, leer mucho y pensar mucho.
RS.- ¿Eres una lectora tenaz?
Leo muchísimo, sí. Creo que primero soy una lectora y después una escritora, y me parece que a la inmensa mayoría de los escritores nos pasa lo mismo. Y causaron impacto todos y cada uno de los autores que me gustaron desde niña, cientos, tal vez miles, desde los cuentos de Oscar Wilde para niños que leía con cuatro años.
RS.- ¿Cuál crees que es el mejor método para sacar a la luz los textos? ¿Concursos literarios, contratar a un agente literario, enviar manuscritos a editoriales…?
Todo. Los concursos son muy buenos, pero sobre todo los concursos pequeños. Desde luego no se os ocurra mandar nada al Planeta, por ejemplo. Encontrar un agente está muy bien, pero no es fácil que un agente te acepte si no estas publicado, y tampoco es seguro que consiga hacer mucho por ti. Y por supuesto que hay que enviar manuscritos a las editoriales una y otra vez, sin desalentarse. La novela es una carrera de larga distancia.
RS.- En una ocasión leí que decías que para no evitar la mediocridad hay que aspirar siempre a escribir la mejor novela. ¿De todas tus novelas la última siempre supera la anterior o tienes predilección por alguna del pasado?
Tengo la suerte de que me parece que mis libros han ido mejorando con el tiempo. Sólo hay un salto temporal en mis gustos: prefiero con mucho "Bella y oscura" a "La Hija del Caníbal", aunque "La hija" la escribí después.
R.S.-¿Debe un escritor que aspire al éxito mantenerse alejado de toda la parafernalia de ferias, convenciones y fiestas del mundillo literario? ¿Hay tantas miserias, traiciones y envidias en el mundo literario como dicen?
Claro, por supuesto que debe apartarse de todo eso. Ahora bien, me gustaría que definieras la palabra "éxito". Si quieres ser un bestsellerista, tendrás que hacer promociones mayores...
R.S.- Con el éxito me refiero a ser un escritor de calidad, valorado por tu trabajo.
Entonces si quieres ser un buen escritor, respetado y leído, aunque no vendas millones, en realidad más bien debes mantenerte al margen de las fiestas y demás... Muchos escritores, sobre todo muchos escritores jóvenes, se pierden porque emplean más tiempo en "ser escritores", es decir, en ocupar el lugar social del escritor, que en escribir. Y no, qué va, no hay ni tantas miserias ni traiciones ni nada. Sobre todo ahora, que es época de vacas gordas y hay más lugar para todos. Yo más bien creo que es una profesión con menos puñaladas que entre los médicos, los abogados y demás etcéteras.
R.S.- ¿Qué consejos darías a un escritor novel?, y por último, ¿cuándo hay que dar por buena una corrección?
Los consejos que antes dije: escribir mucho, rehacer mucho, leer mucho, pensar mucho, dejar reposar el primer borrador, darlo a leer, no vivir de la narrativa y tener una paciencia y una tenacidad de elefante. En cuanto a la corrección, uno nunca terminaría de corregir, pero llega un momento en el que ya empiezas a odiar el texto. Ese es el momento de dejarlo.
También es éste el momento de dejar nuestra entrevista.
Como curiosidad: Rosa Montero no es amiga de rutinas ni manías a la hora de escribir, por miedo a que aplasten su creatividad., No tiene horarios fijos pero su dedicación es absoluta. De una primera fase de anotar en cuadernos la idea de su novela que tiene en la cabeza, estructura, personajes, desarrollo, pasa a una segunda que es traspasar todas esas ideas al ordenador. Cada una de las dos etapas puede llevarle alrededor de un año y medio, así que podéis imaginar la cantidad de trabajo que hay detrás de cada libro. Actualmente se encuentra en esa fase “de ordenador” y le agradecemos enormemente habernos concedido estos minutos que esperamos hayáis disfrutado tanto como nosotros.
Para saber más sobre la biografía y obra de Rosa Montero pincha aquí.
Para leer un fragmento de “La loca de la casa”, obra especialmente recomendable para escritores noveles, pincha aquí.
17 comentarios:
Desde lo alto de la revista, la mirada de Rosa tiene el poderoso atractivo de Afrodita. Leer sus respuestas origina una erección del intelecto y no queda otro remedio que echar mano a la imaginación para agitarla hasta conseguir un alivio.
Decir que escribir es tan necesario como comer o respirar es una falta de respeto, un insulto, hacia los cientos, miles o millones de personas que pasan hambre en este planeta, que mueren de hambre o a causa de la carencia de calidad de la materia de que disponen.
Y es que... el pijerio rojo es así, palabras, palabras...
A saber ¿tú comes? porque, siguiendo tu propia demagogia, mientras comes insultas a esos cientos miles o millones.
La necesidad de escribir, es tan fuerte como la de hablar y comunicarse, cuando no tienes con quien hacerlo.
Puede haber también, en la necesidad de escribir y de leer, una necesidad imperiosa de detener el desastroso ruido levantado por una cacofonía de voces que avanza sin remedio sobre el infortunado ser humano como la amenaza de un inminente desastre.
Esto que digo, en todo caso, es pura teoría elaborada sin un criterio claro bajo el negro manto de la noche.
Eso que decís me convence más...
La escritura nos hace más exactos al comunicarnos, y no nos basta hacerlo con una, dos, tres, diez personas, existe el anhelo de ampliar esa comunicación, llegar a otras personas al igual que otros nos llegan a nosotros, a través de sus historias, ideas y pensamientos... encuadernados y eternos.
No se debe exagerar, Doña Rosa.
En fin, creo que se nota que no me gusta. Soy libre, ¿no?
: )
A saber lo que será la libertad si delante no lleva escrita la palabra igualdad...
Por cierto, cuando al ser humano le llega el convencimiento absoluto, las ideas mueren y surge la bestia.
Me gusta muchísimo Rosa Montero en su faceta de periodista. No he encontrado la ocasión de leer sus novelas. Asignatura pendiente.
Tuve la ocasión de escuchar con plena atención y arrobamiento la magistral conferencia inagural que dió en Jaén cuando David López, Premio Jaén de Novela 2006 nos invitó a acudir a aquel entrañable acto....Después tuve ocasión de charlar un rato con ella y me pareció una persona muy agradable, inteligente y cercana.
Entiendo como ella el ejercicio de la escritura esencialmente como un acto de comunicación. Puede ser también, por qué negarlo, una actividad puramente narcisista y ególatra. Es decir, se puede escribir para uno mismo y para nadie más, como quien siendo bello por naturaleza, sólo aspira a contemplar su bello rostro ante el espejo sin mostrárselo a los demás.Esto puede parecer una locura, pero en realidad es un consuelo general que observo en muchísimos aspirantes a la escritura que ven frustrados sus anhelos de proyección. Acaban guardando sus escritos en cajones escondidos o los publican en blogs particulares como quien lanza una botella con un mensaje al mar sabiendo que esa botella no la encontrará nadie jamás.
En resumen, la escritura puede ser un acto de pura comunicación o incomunicación y entre ambos extremos, que nunca se tocan aquí, existe un amplio abanico de posibilidades, realmente insospechadas con la fascinante aventura iniciática que procura internet.
Probablemente, gracias a internet el escritor malogrado puede paliar o eludir el narcismo o la locura o ambas cosas a la vez.
Muchas gracias, Rosa Montero por tus siempre gratas e inteligentes observaciones.
Gemmayla
Nos hemos permitido realizar una breve reseña sobre vuestro espacio en nuestra revista digital que esperamos sea de vuestro agrado.
Saludos, AA.II.
Eso de que escribir es tan necesario como el comer no deja de ser una frase que, aparte de no ser ingeniosa, ni siquiera alcanza un mínimo nivel de lógica.
Tampoco comulgué nunca con esas afirmaciones en las que se proclama que escribir es una necesidad de comunicación, así sin más. Sí lo sería pero únicamente en el caso de que nuestros comunicantes nos regalasen los oídos con sus más elocuentes elogios.
Hay quien, mediante anónimo ejemplo, puede pensar que la necesidad de escribir cumple el propósito de dejar expresada la nada, por tal motivo no "comulga" con el principio que incluye a la escritura como una manifestación del organismo más. De ser la opinión anónima cierta, cosa dudosa, la Historia no estaría tan repleta de episodios donde quemar libros se convierte en una expresión social de intolerancia, de catarsis colectiva irracional y de culto a la muerte.
Para aquellas comunidades dispuestas a alcanzar su destino guiadas por el convencimiento absoluto de una idea irrefutable y que se enfrentan decididas a cualquier pensamiento que les obligue a dudar, el arte es un peligro capaz de ponerlas frente a la realidad. Por eso escribir es un acto tan necesario como comer o respirar, se trata de una simple cuestión de supervivencia.
Sin ir más lejos, un servidor, que lee, y aunque no consigue hilar palabras con sentido desde que lo intenta, pero lo intenta, siente bajo sus pies el continuo temblor inestable de la realidad a punto de derrumbarse para tomar nueva forma con cada paso que da. Escribir es dejar constancia de ese sentimiento, y espero que tal sensación dure, porque lo contrario, es decir lo inmutable, sólo puede interpretarse como la muerte.
Tengo hambre, luego existo. Otro asunto es no poder comer, entonces sobreviene el horror.
Me parece loable y, hasta admirable que la gente con criterio propio exprese sus opiniones personales respecto a cualquier tema, lo que me parece intolerable son los juicios de valor gratuitos por parte de cualquiera. En una entrevista tan jugosa e interesante (desde mi punto de vista) tanto por parte del entrevistador como de la entrevistada que algunos anónimos ¡cómo no! hayan asimilado solamente una respuesta me produce grima. Doña Rosa Montero (y le pongo el doña porque se lo merece y me da la gana) dice que escribir es una necesidad como el comer ¿y?.
No hay palabra mal dicha si no es mal interpretada.
Cierto es que la ignorancia es la madre de la osadía y que no hay "anónimo" con buenas intenciones. A lo mejor vosotros desde el anonimato en el que os amparais o necesitáis escribir y algunos puede que hasta ni comer pero no habléis de lo que no entendéis o procurad entender antes de hablar y ... sobre todo leed la entrevista completa.Las críticas desde el respeto, la objetividad y el aporte de sugerencias siempre son bienvenidas, el resto pone en evidencia la falta del "savoir faire".
ay, ay, ay, aaaaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyy
Y ésto, ¿cada cuánto se actualiza?
Nadie puede permanecer indiferente ante un titular tan tajante. Está claro que para Rosa es vital escribir, pues de eso come. Habrá otra gente, la que tiene otras prioridades en la vida antes que la escritura, que le parezca una afirmación llena de frivolidad y una demagogia ridícula.
Un desacierto el de los editores que ha elegido esa - y no otra - como frase estrella. Creo que la frase "La imaginación no sale de la nada" era más acertada.
Me extraña que se permitan comentarios anónimos, si los editores de esta revista no son partidarios de los mismos. Siempre he pensado que los comentarios anónimos son una lacra. Tampoco entiendo que si no están abiertos a cualquier tipo de opinión y al desacuerdo no se restrinja el acceso a la revista.
La virtud de quien escribe está en no dejar a nadie indiferente. Muchos, de hecho, han muerto con los estómagos vacíos a lo largo de los siglos en el intento. Otros, que lo consiguieros, fueron sencillamente asesinados.
Un impulso así, capaz de poner en juego la vida del que lo sigue, sólo puede ser orgánico, como el comer, como el respirar... la imaginación surge, precisamente, de ese deseo voraz.
En respuesta al comentario de Apócrifo y en nombre de la organización de la revista, he de decir que los editores de la misma no se han manifestado en modo alguno a favor o en contra de la publicación anónima en este espacio.
Agradecemos, además, cualquier opinión recibida sea esta del tipo que sea.
Muchas gracias a todos.
Piconera
Quiero felicitar a los componentes de la revista por conseguir a una escritora y periodista de prestigio y buen hacer como es Rosa Montero. Ha sido un lujo tener su entrevista encabezando éste primer número.
La sigo, casi, desde sus comienzos cuando la descubrí al leer uno de sus primeros libros "Te trataré como una Reina". Ha sido un referente que nunca me ha defraudado. Es más, la considero parte de mi formación crítica, ya que sus libros y artículos periodísticos siempre me han provocado reflexión y conocimiento de este amplio mundo, que ella ha sabido mostrar con inteligencia y sencillez.
Gracias, Rosa.
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