
Según la definición del Diccionario de la Real Academia:
gerundio1. (Del lat. gerundĭum).
1. m. Gram. Forma invariable no personal del verbo, cuya terminación regular, en español, es -ando en los verbos de la primera conjugación, -iendo o -yendo en los de la segunda y tercera. Amando, temiendo, partiendo. Suele denotar acción o estado durativos. Estoy leyendo. Seguiré trabajando. Tiene más generalmente carácter adverbial, y puede expresar modo, condición, tiempo, motivo, concesión y otras circunstancias. Vino corriendo. Hablando se entiende la gente. Se emplea a veces en construcciones absolutas. Consultando el diccionario, descubrí esa palabra
gerundio2. (Por alus. a fray Gerundio de Campazas, creación del Padre Isla).
1. m. coloq. desus. Persona que habla o escribe en estilo hinchado, afectando inoportunamente erudición e ingenio. Se usa más especialmente refiriéndose a los predicadores y a los escritores de materias religiosas o eclesiásticas.
Es frecuente encontrar en los textos de escritores noveles un uso abusivo y erróneo del gerundio que convierta al escritor en un auténtico gerundio, según la segunda acepción de nuestro ilustre diccionario. En otros casos, escritores noveles que han sido advertidos del uso incorrecto del gerundio, huyen de él como de la peste y recurren constantemente a oraciones de relativo, evitan perífrasis lógicas, y dan giros imposibles o artificiales.
Es cierto que el uso de demasiados “gerundios” denota pobreza del idioma, en un relato ralentiza la lectura, se pierde el ritmo y, por tanto, el interés por el contenido del texto. Pero eso no quiere decir que debamos renegar absolutamente del gerundio y encerrarlo en una celda bajo siete llaves; bastan unas reglas básicas para conocer cuando su uso es correcto o incorrecto:
Es cierto que el uso de demasiados “gerundios” denota pobreza del idioma, en un relato ralentiza la lectura, se pierde el ritmo y, por tanto, el interés por el contenido del texto. Pero eso no quiere decir que debamos renegar absolutamente del gerundio y encerrarlo en una celda bajo siete llaves; bastan unas reglas básicas para conocer cuando su uso es correcto o incorrecto:
USOS INCORRECTOS
— Gerundio de posterioridad. El truco más conocido para distinguir el uso correcto del gerundio, cuya acción debe ser anterior o simultánea a la del verbo principal, del incorrecto, que en este caso hacer referencia a una acción posterior, es comprobar si admite la sustitución por “mientras”.
Así es correcto:
Yendo a la biblioteca contaba las farolas. (Mientras iba a la biblioteca contaba las farolas).
Es incorrecto:
Choqué con una farola y me fracturé el tabique nasal resintiéndome del dolor tres años después.
*Según Manuel Seco, contra el parecer de muchos gramáticos, el gerundio que denota acción posterior a la expresada por el verbo principal no es incorrecto, siempre que esa posterioridad sea inmediata.
— Gerundio con valor de adjetivo especificativo: esto es un anglicismo, un error muy frecuente que cometemos y, en ocasiones, superamos con creces a los sajones “gerundiando”
Uso incorrecto:
Publicamos una revista tratando temas literarios.
Llevan casados treinta años, teniendo tres hijos y un nieto.
Cogí una caja conteniendo mis zapatos.
También es un anglicismo que conviene evitar la perífrasis de presente actual ESTAR + SIENDO + PARTICIPIO. Ej.: La revista está siendo preparada por algunos escritores noveles (mejor se prepara o ha sido preparada).
— Gerundio que acompaña a nombres con función de complementos indirectos o circunstanciales (recordad que el gerundio no debe aludir más que al sujeto o al complemento directo).
Es incorrecto: Me crucé con el Rey haciendo el vago. Se produce la confusión (en este caso, relativa…) de no saber quién hace el vago, si el Rey o yo.
Esta ambigüedad es frecuente cuando el gerundio va referido al objeto directo, en este caso sólo debe emplearse cuando denota una actitud que se toma, una operación que se está ejerciendo o un movimiento que se ejecuta ocasionalmente en la época señalada por el verbo principal; por tanto, ha de evitarse o utilizarlo con sumo cuidado para no desconcertar al lector y sustituirlo, en este caso sí, por una oración de relativo: Mejor “Vi al Rey que hacía el vago” que “Vi al Rey haciendo el vago”.
USOS CORRECTOS
— Gerundio que complementa al sujeto y constituye el centro de una proposición subordinada:
"Los escritores, hablando con elocuencia y afectación, sólo decían palabras vacías". (Es correcto; recordad el truco de sustituirlo por mientras: “mientras hablaban con elocuencia o cuando hablaban con elocuencia”).
—Gerundio referido al complemento directo:
Nos remitimos a lo arriba expuesto.
— Expresión COMO + GERUNDIO:
Es correcta siempre que se utilice como comparativo, nunca en otros contextos ya que es un galicismo:
Correcto: Se agachó como queriendo mostrar respeto (“lo mismo que si…”)
Incorrecto: Admitió la moción, como considerándola una propuesta maravillosa. (“por considerarla…”)
En resumen: no temamos al gerundio que con un uso correcto y moderado “crece y enriquece” el texto literario. Sólo es necesario fijarse un poco, saber que la acción que expresa el gerundio debe interpretarse como una circunstancia (tiempo, modo o condición) de la acción del verbo principal, pero no evitarlo en cualquier contexto intencionadamente, ya que puede resultar incluso artificial hacerlo y en muchas oraciones no hay forma mejor de extender la acción que con el empleo de un gerundio.
— Gerundio de posterioridad. El truco más conocido para distinguir el uso correcto del gerundio, cuya acción debe ser anterior o simultánea a la del verbo principal, del incorrecto, que en este caso hacer referencia a una acción posterior, es comprobar si admite la sustitución por “mientras”.
Así es correcto:
Yendo a la biblioteca contaba las farolas. (Mientras iba a la biblioteca contaba las farolas).
Es incorrecto:
Choqué con una farola y me fracturé el tabique nasal resintiéndome del dolor tres años después.
*Según Manuel Seco, contra el parecer de muchos gramáticos, el gerundio que denota acción posterior a la expresada por el verbo principal no es incorrecto, siempre que esa posterioridad sea inmediata.
— Gerundio con valor de adjetivo especificativo: esto es un anglicismo, un error muy frecuente que cometemos y, en ocasiones, superamos con creces a los sajones “gerundiando”
Uso incorrecto:
Publicamos una revista tratando temas literarios.
Llevan casados treinta años, teniendo tres hijos y un nieto.
Cogí una caja conteniendo mis zapatos.
También es un anglicismo que conviene evitar la perífrasis de presente actual ESTAR + SIENDO + PARTICIPIO. Ej.: La revista está siendo preparada por algunos escritores noveles (mejor se prepara o ha sido preparada).
— Gerundio que acompaña a nombres con función de complementos indirectos o circunstanciales (recordad que el gerundio no debe aludir más que al sujeto o al complemento directo).
Es incorrecto: Me crucé con el Rey haciendo el vago. Se produce la confusión (en este caso, relativa…) de no saber quién hace el vago, si el Rey o yo.
Esta ambigüedad es frecuente cuando el gerundio va referido al objeto directo, en este caso sólo debe emplearse cuando denota una actitud que se toma, una operación que se está ejerciendo o un movimiento que se ejecuta ocasionalmente en la época señalada por el verbo principal; por tanto, ha de evitarse o utilizarlo con sumo cuidado para no desconcertar al lector y sustituirlo, en este caso sí, por una oración de relativo: Mejor “Vi al Rey que hacía el vago” que “Vi al Rey haciendo el vago”.
USOS CORRECTOS
— Gerundio que complementa al sujeto y constituye el centro de una proposición subordinada:
"Los escritores, hablando con elocuencia y afectación, sólo decían palabras vacías". (Es correcto; recordad el truco de sustituirlo por mientras: “mientras hablaban con elocuencia o cuando hablaban con elocuencia”).
—Gerundio referido al complemento directo:
Nos remitimos a lo arriba expuesto.
— Expresión COMO + GERUNDIO:
Es correcta siempre que se utilice como comparativo, nunca en otros contextos ya que es un galicismo:
Correcto: Se agachó como queriendo mostrar respeto (“lo mismo que si…”)
Incorrecto: Admitió la moción, como considerándola una propuesta maravillosa. (“por considerarla…”)
En resumen: no temamos al gerundio que con un uso correcto y moderado “crece y enriquece” el texto literario. Sólo es necesario fijarse un poco, saber que la acción que expresa el gerundio debe interpretarse como una circunstancia (tiempo, modo o condición) de la acción del verbo principal, pero no evitarlo en cualquier contexto intencionadamente, ya que puede resultar incluso artificial hacerlo y en muchas oraciones no hay forma mejor de extender la acción que con el empleo de un gerundio.
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