
DIAS DE MENTA Y CANELA
Novela
Carmen Santos
Plaza & Janès 2007
420 páginas
Novela
Carmen Santos
Plaza & Janès 2007
420 páginas
“Nochebuena de 2003. El cadáver de un anciano emigrante español es hallado en una cochambrosa buhardilla de Düsseldorf. En España, Clara Rosell, una mujer madura que trata de abrirse camino como periodista tras años dedicada al cuidado de sus hijos, lee el suceso en una diario y recuerda los años en los que ella y su familia vivieron la emigración en Alemania. En ese momento siente la necesidad de investigar y escribir para su periódico la historia del anciano y las dudosas circunstancias de su muerte”.
Sucintamente, ese podría ser el resumen de una novela que engancha y que quizá en algunos despierte nostalgias o recuerdos de niñez y en otros una reflexión sobre nuestra situación actual como país convertido de pronto, en país de acogida de inmigrantes.
Sucintamente, ese podría ser el resumen de una novela que engancha y que quizá en algunos despierte nostalgias o recuerdos de niñez y en otros una reflexión sobre nuestra situación actual como país convertido de pronto, en país de acogida de inmigrantes.
En efecto, "Días de menta y canela" lleva entrelazados tres temas que al lector medio no le dejan indiferente: la intriga que constituye el armazón del relato, la aventura amorosa que no por predecible deja añadir su grano de canela, y naturalmente la curiosidad sobre unos compatriotas que hace tan sólo dos generaciones, salieron en trenes de tercera clase hacia una vida mejor y que debieran hacernos al menos entender la esperanza con la que en aviones de ultramar o en pateras a través del estrecho arriban a nuestro país miles de personas, con papeles o sin ellos, en busca de esperanza, en busca de una vida mejor.
Es curioso constatar la poca literatura que se ha escrito sobre la emigración española a Francia, Alemania y Suiza de los años sesenta. Parecería que queremos esconder que nosotros también tuvimos que recurrir al trabajo servil y al dinero de los emigrantes para levantar la titubeante economía de la España de los “40 Años de Paz”.
Por razones de estudios viví el final de esa época en Francia y tuve ocasión de hacer mi tesina en Sociología sobre las actitudes y adaptaciones al país de acogida, de Españoles y Portugueses. No es éste lugar para extenderme sobre las conclusiones del trabajo, pero quiero destacar como señala Carmen Santos, que el español emigró en aquellos años principalmente por razones económicas y con el firme propósito de retornar tan pronto como pudiera hacer realidad un sueño: un bar, una casa, una hacienda. Sueño que ciertamente, contribuyó más que cualquier otra cosa a mantenerles animosos pese a las mil penalidades y vejaciones de su estancia fuera de su país
Es curioso constatar la poca literatura que se ha escrito sobre la emigración española a Francia, Alemania y Suiza de los años sesenta. Parecería que queremos esconder que nosotros también tuvimos que recurrir al trabajo servil y al dinero de los emigrantes para levantar la titubeante economía de la España de los “40 Años de Paz”.
Por razones de estudios viví el final de esa época en Francia y tuve ocasión de hacer mi tesina en Sociología sobre las actitudes y adaptaciones al país de acogida, de Españoles y Portugueses. No es éste lugar para extenderme sobre las conclusiones del trabajo, pero quiero destacar como señala Carmen Santos, que el español emigró en aquellos años principalmente por razones económicas y con el firme propósito de retornar tan pronto como pudiera hacer realidad un sueño: un bar, una casa, una hacienda. Sueño que ciertamente, contribuyó más que cualquier otra cosa a mantenerles animosos pese a las mil penalidades y vejaciones de su estancia fuera de su país
2 comentarios:
He sido "emigrante de segunda generación" con una estancia en Alemania de más de 22 años. En 1960 se fué primero mi padre y en el '62 fuimos mi madre y los 5 niños que éramos entonces.
Debo señalar, que muchos españoles iban sin papeles, solo con un permiso de estancia "de turista"...a ver, que alguien me cuente como a principios de los 60 un españolito de a píe hacía turismo en Alemania.....si no había no para comer en condiciones...joer, que yo el chocolate no lo había visto en mi vida...y la leche era en polvo y era donación de nosequién en America.....viendo fotos (pocas) de mi niñez a finales de los 50, me cago en la leche, que hoy hay gitanos rumanos que viven en la gloria bendita, comparado con como vivíamos nosotros. De comer nunca nos faltó, pero las vomidas se limitaban a garbanzos, judias, lentejas y poco más....la carne cuando el trén que pasaba por mi barrio atropelló a un burro...las mujeres, entre ellas mi madre, se peleaban por darle un tajo al burro, que por cierto, estaba bien rico, o al menos me lo parecía a mi...
Uno de los principales problemas que se tiene al tratar con las corrientes de movimientos humanos por el mundo se da al confundir la palabra "Emigrante" con el término "Exiliado". Los españoles, en el primer caso, sólo cambiaron de región, y en el segundo cruzaron la frontera.
La historia de España, en opinión de quien cuelga una sencilla nota en este lugar, es la crónica de una brecha abierta por la que nunca ha dejado de manar sangre.
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