ESPACIO LITERARIO: SELECCIÓN DE RELATOS CORTOS, Las sospechas de Helen


Sonetodecuerda

Relato ganador de la XXIX edición de los cuentos de las mil y una palabras

Arrastró el pesado arcón hasta el otro extremo de la habitación, sobre él encontró un extraño trozo de soga que hizo desaparecer en su interior levantando apenas la tapa, después lo cubrió con un mantón de suave seda bordada, encima colocó dos candelabros de fina plata y una pequeña bandeja del mismo material. La mesa, decorada en el centro con un exquisito ramo de gardenias, se había dispuesto para dos comensales y en la chimenea ardían unos gruesos troncos produciendo un agradable fuego. Todo se encontraba dispuesto para pasar una agradable velada con Harry cuando éste volviese de aquella precipitada reunión con su jefe.

Helen, un tanto aburrida, miró a través del cristal de la ventana, en el edificio de enfrente se habían encendido las luces y desde allí podía distinguir las siluetas de los habitantes de los distintos apartamentos. Se disponía a correr las cortinas cuando sus ojos quedaron clavados en las manos de un hombre que ceñían con fuerza el cuello de su compañera con la que solía discutir a menudo. Helen se quedó paralizada, casi sin aliento, las manos seguían apretando mientras la mujer luchaba por desasirse de aquel lazo, casi podía sentir la angustia y la falta de aire de la victima… de pronto el hombre miró hacia arriba y distinguió su cara espantada; tal vez ese fue el motivo de que él soltase su presa a tiempo de no estrangularla, pero continuó mirando insistentemente hacia el lugar desde el que era observado. Helen corrió a apagar las luces para que él no la divisara, más cuando volvió a mirar solo distinguió a la mujer que lloraba sentada en una silla.

El silencio del apartamento se vio roto por el timbre del teléfono. Helen, un tanto sobresaltada aún, se llevó el auricular al oído esperando escuchar la voz de Harry:

- ¡Diga…! ¡Diga! ¡Hola!... ¿Quién es?... conteste… le oigo… ¡Diga! ¡Harry…! ¿Eres tú?

Colgó el teléfono un tanto preocupada y se dirigió de nuevo hacia la ventana. De nuevo sonó el timbre del aparato y volvió a descolgarlo en medio de la oscuridad solamente rota por la luz que desprendía el fuego de la chimenea. Esta vez no habló, se mantuvo en silencio mientras sentía la respiración al otro lado de la línea, se oían voces de fondo como si el autor de la llamada estuviese en un lugar público. Abrió los labios para hablar pero de ellos brotó un grito de horror antes de que una mano le tapase la boca; alguien la había cogido de la cintura y le había tapado los ojos inicialmente, ahora tenía los ojos libres pero no podía emitir ningún sonido para pedir ayuda. Se debatió con todas sus fuerzas, una voz le hablaba pero ella solo podía pensar en como librarse de aquellas manos. Palpando sobre la mesa encontró un objeto pesado y duro, imaginó que debía de ser el pisapapeles de Harry y lo levantó hacia la figura de su atacante. Una palabra la detuvo antes de descargar el golpe:

- ¡Helen!

- ¡Harry!... ¿Pero que…?

- Querida, pero si solo trataba de hacerte una broma. He visto que estabas a oscuras y… no creí que te lo tomaras así…

Mientras cenaban Harry sacó del bolsillo dos entradas para el concierto de esa noche al que irían acompañados de su jefe y de la esposa de este. Helen, más tranquila y relajada, no tardó en vestirse con un elegante traje y cuando comenzó la función ya se hallaban los cuatro sentados en uno de los palcos del teatro. Esa noche era especial, asistía el gobernador de la ciudad acompañado de un alto cargo en la política del país vecino, famoso por haber introducido cambios un tanto impopulares para la población. Los dos hombres ocupaban un palco que quedaba inmediatamente enfrente del que ocupaban ellos y Helen que estaba sentada delante, al lado de su anfitriona, pudo observarlos mientras escuchaba la música que magistralmente ejecutaba la orquesta. No le gustó la fisonomía del mandatario invitado al que catalogó en su mente de hombre cínico y un tanto prepotente, y se giró en la butaca dispuesta a hacer partícipe de sus pensamientos a Harry. La sorpresa la dejó sin habla pues en ese momento él se hallaba con semblante serio y la cabeza inclinada observando la mano de su jefe que apuntaba una pistola hacia el frente, justo hacia el lugar donde se hallaba el gobernador y su invitado.

Helen, como un relámpago, pensó en la llamada de teléfono tan extraña que había recibido aquella noche, pensó en las manos de su marido tapándole la boca mientras forcejeaban, y se dijo que él en realidad era un ser al que no conocía lo suficiente y que en ese momento se disponía a cometer un crimen ayudando a un hombre que posiblemente no era lo que había parecido hasta entonces. De su garganta salió un grito feroz, agudo e intenso que resonó por encima de la música que en ese instante atacaba los tonos más bajos de la composición. El público gritó a su vez, los músicos cesaron de tocar y los dos políticos desaparecieron del palco como por arte de encantamiento, por los pasillos del teatro aparecieron incontables uniformes de policía y la puerta del palco se abrió impetuosamente.

Helen tumbada en su cama no dejaba de llorar, había sido el día más terrible de su vida y seguramente tardaría mucho en olvidarlo. En la sala a donde les habían conducido la policía, se dio cuenta del error cometido: la pistola no estaba cargada y era de corto alcance, los dos hombres se limitaban a admirarla ya que el jefe de Harry acababa de comprarla para su propia defensa personal. No, no era el lugar más adecuado para hacer tal cosa pero nadie les miraba en ese momento y no pensaron que las señoras se diesen cuenta de sus confidencias… Harry la abrazó de nuevo intentando consolarla y sonrió antes de decir:

- No llores más. ¿Te fijaste en la cara de mi jefe cuando gritaste? ¿Y viste que rápido desapareció el duro y decidido mandatario extranjero? Seguro que fue a cambiarse los pantalones. Jajajajaja ¡Anda no llores, que en el fondo ha sido una noche divertida!

Helen lo miró a los ojos y dejó de llorar, cuando pudo hablar también sonreía:

- La verdad es que tiene su lado divertido, es cierto. Y creo que yo he visto demasiadas películas de Hitchcock.


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